Desde fuera, ser artista parece subir canciones, grabar vídeos y dar conciertos. Pero detrás de cada publicación hay decenas de tareas que no se ven. Y muchas veces, ese trabajo invisible es lo que marca la diferencia entre un hobby y una carrera.
Aquí desmontamos el mito del “solo canta” y mostramos todo lo que realmente conlleva sacar adelante un proyecto musical.
1. Dirección creativa (aunque no lo llames así)
Tomas decisiones sobre portadas, videoclips, vestuario, estética, redes, tipo de contenido, narrativa… Todo eso es dirección creativa.
Y sí, lo estás haciendo tú, cada día.
2. Gestión de redes y comunidad
Responder mensajes, subir stories, grabar reels, cuidar el feed, editar vídeos, pensar textos, leer estadísticas…
El engagement no se genera solo: se construye.
Y consume tiempo real.
3. Coordinación de colaboraciones
Producir no es solo hacer beats.
Hablar con productores, diseñadores, fotógrafos, estilistas, músicos, sellos, estudios…
Revisar fechas, contratos, pagos, envíos, licencias. Todo eso también es parte del rol.
4. Comunicación y promoción
Redactar mails, crear tu nota de prensa, escribir a medios, presentar tu proyecto en un mensaje claro…
Tú eres tu propio/a publicista.
Y si no lo haces, nadie va a contar tu historia por ti.
5. Organización de ensayos y directos
Buscar sala, agendar, ensayar, coordinar horarios con banda o DJ, montar el setlist, ver repertorio, preparar el transporte…
Detrás de un bolo de 40 minutos, hay fácilmente 20 horas de curro.
6. Autogestión emocional
Gestión del rechazo, del silencio, del algoritmo, de las comparaciones, del cansancio, del miedo a no estar haciendo “lo suficiente”.
Todo eso también forma parte del camino. Y nadie lo cuenta en los vídeos de highlights.
Conclusión
Ser artista no es solo hacer música. Es sostener un proyecto completo, a veces sin equipo, sin presupuesto y sin tiempo. Reconocer todo lo que haces no es quejarse: es validar tu trabajo invisible. Porque eso, aunque no se vea en Instagram, también construye carrera.